Las veo arriba, las imagino abajo, las acaricio con el pensamiento. Juego con ellas cuando están lejos. A cierta distancia las capturo y al verlas de cerca enmudezco. Imagino cómo sería tocarlas, imagino mis dedos deslizándose por sus contornos esponjosos. Imagino verlas y que me ven, que me sonríen y que me quieren, sí, que me quieren y que me lo dicen esponjándose más.
De cerca, yo sé que me aceptarían y me adoptarían como una de ellas. De cerca, yo sé que jugaríamos sin tiempo, nos moveríamos y nos desintegraríamos de repente, sin pedirle permiso a nadie, sin mirar a los lados con temor. Nos haríamos grises y moradas, nos perseguiríamos y, por qué no, nos disiparíamos de nueva cuenta.
De cerca sería como soñarlas,
De cerca sería como ser joven por siempre.
De cerca, yo sé que me aceptarían y me adoptarían como una de ellas. De cerca, yo sé que jugaríamos sin tiempo, nos moveríamos y nos desintegraríamos de repente, sin pedirle permiso a nadie, sin mirar a los lados con temor. Nos haríamos grises y moradas, nos perseguiríamos y, por qué no, nos disiparíamos de nueva cuenta.
De cerca sería como soñarlas,
De cerca sería como ser joven por siempre.
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