ElProyectoAlterno
De todo y nada, para todos y ninguno
junio 16, 2012
Retroactivo
No extraño verte, ni tocarte; mucho menos amarte.
No extraño nada de vos. Ni tus versos ni tus rimas.
Ni siquiera tus mejores sonrisas.
Nada.
Hoy no me queda más que un suspiro decadente, uno que marcha errante por los rincones de mi memoria, pero nada más que eso.
No más que un débil reflejo atrapado en un pasado que no pienso refutar.
Es que no lo voy a discutir,
es que no lo voy a combatir,
está allí y esa será su tumba.
Un miserable recuerdo.
Cada minuto más débil, cada segundo más nada.
Es que está a punto de morir.
De olvido.
mayo 31, 2012
crise / crisi / κρίση / crisis
Las fiscales, las políticas, las institucionales, las democráticas, las mías propias. Estoy harto de las crisis. La de ayer, la de hoy y la que continúa en los días que nos quedan. Es lo que se desayuna por las mañanas, lo que se come cocido a las tres de la tarde. Lo que alimenta temores y la perdición total. Lo que martiriza a este, aquel y aquellos a los que no logro ver detrás de los cartones y las carretas viejas de supermecado. Son muchos. Están en los portales de los edificios. No en todos, pero están más que antes.
Esa crisis. La del pánico generalizado. La del horror, la que pare planes de estabilidad. La que se agobia en sí misma y se apaga en los recuerdos de un par de burbujas de ladrillo e infructíferas comisiones de rescate.
¿Estás bien, Europa?
abril 11, 2012
Real Fábrica de Tapices
enero 08, 2012
[ excursus ]
No puedo llorar, ni puedo reír;
no puedo leer, tampoco escribir.
Estoy demasiado cansado.
La vida se me escapa por las encías.
El dolor es sordo, pero me habla fuerte.
Me dice que sos vos,
que mi perdición tiene nombre,
un nombre de santo.
No te puedo amar, ni te puedo odiar;
no me puedo alejar, ni tampoco olvidar.
Estoy demasiado feliz.
no puedo leer, tampoco escribir.
Estoy demasiado cansado.
La vida se me escapa por las encías.
El dolor es sordo, pero me habla fuerte.
Me dice que sos vos,
que mi perdición tiene nombre,
un nombre de santo.
No te puedo amar, ni te puedo odiar;
no me puedo alejar, ni tampoco olvidar.
Estoy demasiado feliz.
Etiquetas:
El oso y el madroño,
esto no es un poema,
insane honesty
diciembre 18, 2011
Uno, dos y tres
Uno, dos y tres conceptos pasan volando por mi mente. Los leo, los releo y los leo otra vez y ninguno de ellos parece alcanzar sentido. Las letras y los números dejan de guardar su habitual coherencia, su simetría perfecta: tan gris, tan pulcra y tan ordenada en párrafos odiosos y cansinos.
Uno, dos y tres suspiros (que ahora vomito) quedan tendidos en las hojas de mis libros, esos mismos que cargaba apilados cuando te vi por primera vez.
Uno, dos y tres besos (nunca dados) yacen muertos en un baúl que no pretendo abrir jamás. Arderán por siempre en el infierno del olvido. Junto a tu nombre.
Es hora de comenzar a leer.
Uno, dos y tres suspiros (que ahora vomito) quedan tendidos en las hojas de mis libros, esos mismos que cargaba apilados cuando te vi por primera vez.
Uno, dos y tres besos (nunca dados) yacen muertos en un baúl que no pretendo abrir jamás. Arderán por siempre en el infierno del olvido. Junto a tu nombre.
Es hora de comenzar a leer.
diciembre 12, 2011
La Foule (I)
Lo mío,
lo tuyo,
lo que vos y yo tenemos,
se reduce a un regalito de navidad rechazado.
Se resume todo en un párrafo hecho con palabras vacías.
Según vos, los corazones humanos
caben en un congelador.
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"Et j'entends dans la musique les cris, les rires..."
noviembre 23, 2011
Toma y daca
Sabías que llegaría quince minutos tarde y de todas formas te presentabas a tiempo. Al ver que salía del tren, mirabas el reloj y tus cejas arqueadas jugaban a regañarme. Yo, en cambio, jugaba a tener vergüenza, a sentirme apenado por el retraso; yo jugaba a que te abrazaba fuerte para pedir perdón. Vos, inmutable, jugabas a posar la indignación: querías más abrazos, querías más besos. Te dejabas consentir y yo me prestaba al juego; yo me prestaba al rubio en tu pelo, a la humedad en tu abrigo, a la lluvia en tus cejas, esa lluvia que -por supuesto- alegabas como agravante a mi tardanza.
Jugábamos los dos. Y jugábamos limpio, sin trampa ni malicia.
Jugábamos un juego justo, pero sin salida.
Pasábamos las horas respirando sin presión, deslizándonos entre cañas con limón.
Encontrábamos salidas sin entradas, volábamos sin despegar.
Nos abrazábamos sin complejas pretensiones,
Jugábamos por afición y con pasión.
Jugábamos a mentirle al tiempo, a ilusiones fatuas y emociones díscolas.
Jugábamos a besarnos sin tocar los labios,
A ser vos y yo,
Jugábamos a tener citas.
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