enero 08, 2012

[ excursus ]

No puedo llorar, ni puedo reír;
no puedo leer, tampoco escribir.
Estoy demasiado cansado.

La vida se me escapa por las encías.
El dolor es sordo, pero me habla fuerte.
Me dice que sos vos,
que mi perdición tiene nombre,
un nombre de santo.

No te puedo amar, ni te puedo odiar;
no me puedo alejar, ni tampoco olvidar.
Estoy demasiado feliz.