mayo 25, 2011

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Mis abuelos, dos sillas viejas. Madera quemada. Nostalgia hecha mueble. Ornamento de antaño. Emociones d'autrefois. Mis abuelos, dos robles viejos. Maltrato de los años y los siglos de los siglos. Mis abuelos, ad eternum. Regaños apagados. Luceros opacados. Vidas consumadas. Mis abuelos y sus sillas, dos sillas. Mis abuelos, la ceguera. Mis abuelos, sus mareos. Mis abuelos y mi llanto. Mi sentimiento.




Espejo III

El dolor que a veces necesitás para recordar que sos humano y para mantener siempre los pies plantados sobre la tierra es aquel que llega directo al corazón, sin hacer escalas en el abdomen, ni paradas técnicas en la boca de tu estómago.


Es ese dolor sordo con el que enmudeces y te inmovilizás. Ese cosquilleo punzante que recorre todo tu cuerpo cuando leés tres líneas foráneas que te cancelan. Tres cortas líneas que abrazan una emoción tan ajena a lo que siempre has estado acostumbrado. Esas palabras tan contundentes que te escupen en la cara y te recuerdan que no siempre vas a tener lo que deseás; no importa cuánto creás merecerlo; no importa cuánto pensés que has trabajado para ganártelo.


Este dolor te enseña a siempre recordar que hay decisiones que te sobrepasan y que no podés hacer nada más que aceptarlas con entereza. Es el agudo dolor que te hace recordar lo básico que sos en un mundo de conexiones y burocracia. Es la punzante agonía de saber que hay poderes aun más grandes que el conocimiento y la razón. En efecto, este es un dolor que te enoja; te nubla de irascibles pensamientos y de una impotencia cruel ante el severo revanchismo del cual te crees víctima.

Pero vos qué sabés. Sos doliente e imaginás de todo.

El dolor que te empuja a vislumbrar un epítome de arbitrariedad concentrado en tres líneas. Esparcido en dos párrafos. Sintetizado en una palabra de dos letras. Un no que te cuesta tanto entender, pero que seguramente te enseñará, a fuerza de tropiezo, a no cometer los mismos errores, a no confiar en las mismas personas y a conducir tu vida fiándote únicamente de tus propias convicciones.

Este es el dolor que te enseña a desconfiar.

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Escrito feo y de golpe -a cientos de palpitaciones de corazón por minuto- hace 10 días.

mayo 18, 2011

un pedacito de nada

La última vez que te vi fue un jueves. Cuentan tus cercanos que al siguiente día una avalancha grosera e invisible te aplastó. Solo a vos. Llegó, por supuesto, cuando menos te lo esperabas. Comenzó oprimiéndote el pecho y poco a poco logró cortarte la respiración por completo. No hiciste nada, sabías que oponer resistencia únicamente empeoraría el proceso. Tus ojos se llenaron de tristeza color sepia y no tuvieron más opción que sangrar lágrimas espesas. Hoy veo tu relato silencioso impreso en manchas de vulnerabilidad. Gracias a ellas entiendo más tu sufrimiento; descubro tu traslucidez y percibo tus verdaderos miedos, pero ya es demasiado tarde.

Fuera de lugar y de foco, en el plano accesorio, lejos de donde realmente sucede la vida. Así te despediste.

mayo 17, 2011

Sarcasmus

Usted va por la calle contoneándose entre las personas, exhibiéndose como una curiosa pavo real, con sus plumas multicolores y bien perfumadas. Excéntrica, pero a la vez hermosa, con ínfulas de sangre azul y una piel tersa como las nalgas de un cerdo color rosa.
Usted tan bella, majestuosa, auténtica persona. Graciosa, cálida y acuciosa comentarista de superioridad intelectual.
Usted lánguida, llamativa y sin embargo comedida; única en su clase, inigualable en su esplendor: un modelo a seguir, un parámetro sin comparación.
Usted prepotencia sexual, orgullosa de su condición.
Usted bomba latina, beso de fuego, fellatio mortal.
Usted tan usted, siempre usted.

mayo 12, 2011

"Now, though I die, Magpie, this I bequeath:

by any other name, a Jay is still blue.
With the loneliness of you mighty men,
with your mighty kiss
that might never end,
while, so far away, in the seat of the West,
burns the fount of the heat of that loneliness.
There's a man who only will speak in code,
backing slowly, slowly down the road.
May he master everything that such men may know
about loving,
and then letting go"
Joanna Newsom
"Go long"

mayo 11, 2011

mal estar


En días como hoy no tengo consuelo. No existe nada más que aburrimiento y un malestar general que no me deja articular ni mis propias expresiones faciales.


En días como hoy quisiera poder darme el lujo de quedarme aislado en mi casa, en mi cuarto, con las ventanas cerradas y las cortinas rígidas clausurando cualquier intento de penetración solar a mi espacio.


En días como hoy soy insoportable -lo peor que podés imaginar, lo que nunca quisieras conocer-, seguramente te haría la cara y probablemente ignoraría tus intentos de plática.


En días como hoy amanezco con los párpados tostados y ácido sobre los labios; con los brazos bien pesados, más pesados de lo que el resto de mi cuerpo puede soportar. Amanezco al filo del grito; sumergido en una corriente ingrata que me arrastra fuera de mis casillas. En días como hoy ya no puedo más, ya no quiero más. No más lidiar con la misma gente, sus molestos ruidos y sus rutinarias sonrisas impostadas.


En días como hoy todo es falso. Mi hambre, mi sed, tu deseo por ayudar(me). Nada existe, hoy.


Hoy mandame a una esquina. A un rincón oscuro donde no pueda verte, donde no pueda verlos a todos intentar arreglar un mundo con falacias. Quitame dos comandos de la mente, hoy: Copy + Paste; porque días como este no los quisiera repetir jamás.