abril 28, 2011

dos


Para qué quiero seguir fingiendo con vos. Hay una sola verdad que puedo relacionar con tu cara y es que me encanta.

Si pudiera alterar el orden absurdo de mi vida y la tuya, me volvería loco inventándonos primeras citas, primeros besos y primeros todo. Seríamos felices hasta lindar con lo inadmisible. Idearíamos códigos y sostendríamos conversaciones mudas: una sonrisa tímida me bastaría para decirte que quiero irme; una mirada tibia sería suficiente para entender que no te gusta algo, alguien, algunos. Inventaríamos nuestro propio lenguaje. Inédito. Feliz.

Pelearíamos, desde luego, pero reiríamos lo necesario para seguir vivos, sin más que nuestra propia complicidad. Pasaríamos horas enteras sobrellevando el mundo, acortándonos las distancias y rellenando los espacios vitales en blanco. Después de todo, es lo que siempre quisiste –me lo dicen tus ojos–.

Si tan solo pudiera alterar el rumbo norte de tus brújulas estarías conmigo. Detour. Vía alterna hacia tu felicidad, porque conmigo serías feliz. Habrías llegado para quedarte y yo para guardarte en un por-siempre sin mayores implicaciones. Seríamos dos: cine, cama, muerte para dos. Solo dos.

Hoy se cumple un mes desde la última vez que te vi y he decidido celebrarte con mis palabras; estas que nunca leerás, pero que de alguna manera pretenden ser una caricia para tus labios perfectos y un desliz escurridizo frente a tus penetrantes ojos oscuros. Hace un mes, nos saludamos incómodos sin saber qué tanto decir, o cómo actuar. Nos huyen las palabras cuando nos vemos. Nos separan los rumbos, esos mismos que quisiera cambiar para construir una sola verdad, la de nosotros. Dos.


abril 26, 2011

Batallar


Camino por los pasillos de un edificio viejo y me veo en el reflejo de sus ventanas cerradas. Veo mi silueta y me reconozco, pero no sé quien soy. Sigo caminando y encuentro un par de puertas abiertas. Las veo con el rabillo de mis ojos y apresuro mi andar. He decidido ignorarlas una vez más
(lo hago con cierta frecuencia). Armado de valor me dibujo una sonrisa falsa y con ella soy invencible: Sorteo las miradas curiosas y las preguntas impertinentes. Con mi sonrisa falsa las explicaciones sobran y los buenos días parcos fluyen como con vida propia. Mi mentira es mi fiel compañía. Mi soledad es mi única verdad. Mi estancia gélida, mi destino. Ese que me espera impaciente: la máquina de vapor, la fábrica del orden, la justicia hecha palabras ininteligibles, los párrafos monstruosos pero leales, las rutinas y los quehaceres que ingenuamente pretenden combatir las manías de perfidia y los sentimientos execrables. Atrás queda lo que te pudre. Pero me rebota. Me impacta. Estoy y no estoy. Me instalo en medio de mi propia búsqueda de perfección. Esa que me deja sin tiempo y sin juventud, sin vida. La que me deja sin nada y sin nadie, vacío de ideas, vacío de espacio, sin propósito compartido. Anónimo en vida y en la muerte, recorriendo pasillos con una batalla sobre los hombros, una sonrisa falsa y un par de buenos días prostituidos en los labios.


abril 01, 2011

Abril, 2011.


Esta mañana no sentí el tráfico. No me molestó para nada el ruido de los autobuses impacientes a mi lado o sus irritantes llantas afiladas queriendo abrirse el paso por toda la autopista. Nada que pudo robarme la paz lo hizo. Yo pensaba en vos. Sentado cómodamente repasaba los contornos de tu rostro. Saboreaba tus labios a distancia y me dejaba llevar en la más absurda de las fantasías. Yo platicaba con vos.

March, 2009.

Point ReyesYou drowned me. Point Reyes, I should have known better.