marzo 05, 2010

Despropósito

Tener que escribir un despropósito de mil setecientas palabras es una de las actividades no especificadas en tu contrato de servicios profesionales que más te disgustan, lo sé.
Sostener esa pluma entre tus dedos, darle vuelta y jugar con ella (haciendo de todo menos escribir)... es una señal de que estás incómodo, lo noto.
Sentirte culpable por escribir sobre lo que no creés y, sobre todo, pensarte responsable por los sueños ajenos destruidos... es simplemente algo que te duele, lo siento.
Cómo lo siento.

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