noviembre 25, 2010

Yo sí te pido la luna

Dámela porque la merezco. Sí, la luna entera, la plena; la quiero brillante, solita para mi solito. Dámela sin peligro de menguar, sin riesgo de desaparecer en medio de las únicas nubes que no me gustan, las nocturnas. Dámela porque la quiero habitar, partir de cero y en ocasiones perderme en medio de sus mil cráteres. Dámela porque deseo construir perspectivas, vistas al infinito y espacios para extrañar. Dámela porque sé que podés tocarla y hacer brillar tus ojos con ella; dámela porque te he visto seducirla y guardarla en tu bolsillo derecho a pesar de estar roto. Dámela porque será mi escape, mi refugio, mi propio cuerpo celeste, una zona segura que nadie se atreverá a traspasar, ni siquiera vos con tus besos perfumados.


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