agosto 30, 2011

El eclipse y el mar


Decenas de miles de kilómetros nos marcan una barrera natural y temporal que nunca creo ser capaz de sortear. Superados los deseos y olvidados los abrazos dados, decido siempre, como cada noche después de tu partida, cerrar ese capítulo y comenzar a escribir una nueva historia. Sin embargo, mi mente, caprichosa como lo es, busca los huecos en los que bajo la guardia, se filtra en mis sueños y, como si nada, me planta la idea de vos.

Heme aquí, postrado, inmóvil, incapaz de razonar ideas, impotente ante tu imagen vívida, tu respiración hecha pensamiento, tu tacto etéreo, mi corazón amordazado. Heme aquí, soñándote una vez más, haciéndote partícipe de mi vida, como huésped sin billete de retorno, como un amor que no se entiende ni se explica, solo se vive. En mi sueño te regalo el eclipse, te regalo el mar, te regalo una foto que nunca verás.

En mi sueño sos prioridad, en mi sueño seguís siendo vos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario