septiembre 20, 2011

y, sí.


Ahora mismo la cafeína es mi única droga compañera. La más fiel de todas. Me acelera como pocas otras lo hacen (aunque no conozco muchas). Yo sé. Cafeína. Woo-fucking-hoo. No es nada emocionante si sos cocainómano o qué se yo.

Las drogas ilegales no son lo mío. Y no porque me crea demasiado fuerte o superior a quienes deciden usarlas; por el contrario, es porque me conozco y sé que probándolas caería en ellas y me deslizaría por una vertiginosa espiral que me dejaría en la calle, desnudo y culo arriba. ¿Que qué chivo? no lo sé. La vida te coge por todos lados anyway, así que para qué drogarte.

Yo solo siento que es en demasía estúpido pensar que por usar coca, por ejemplo, vas a tener un estatus diferente, o que ya pertenecés a otro nivel, al plus. En mi opinión -a saber si humilde-, es de imbéciles pensar que con la coca vas a tener más mundo. "Viajá un poco más y hablamos después". Por la gran puta. No necesitás viajar para probarte a vos y probar al perico y a su mierda. O como sea que se diga. Recordá que el perico donde sea es verde y su mierda es igual en cualquiera que sea la latitud. Y, nada. Resulta que a mí no me gusta comer mierda.

Qué se yo. Es mi opción, dejame en paz. Yo no te diré nada, vivimos en una era de libertades, ajá. Hacé de tu boca un culo y de tu nariz un sumidero de polvo blanco, las consecuencias -si acaso las hay- las vas a vivir vos, no yo. "Di no a las drogas", ¿y quién soy yo para prohibírtelo? Hacelo si querés, pero no te metás en mi camino, ni me vengás con que no sabías lo que pasaría después. Asumí consecuencias como adulto. Informate sobre las normas que rigen nuestra convivencia y ponderá todos los escenarios posibles que derivan de su quebrantamiento. Ya luego platicaremos.

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