octubre 18, 2010

La Nada


Camino hacia una nada que me espera impaciente. Me invita a pasar y yo no sé cómo comportarme, no sé como negarme. Es duro desconocerte, nada (te digo). Pero no me respondés.

De todos modos decido entrar.

El espacio está vacío y añejado, las parades sin color, sin olor, sin sabor a vida; sin embargo me dejo abrazar. Te veo en forma de cajón oscuro. Una tumba que aprisiona. Me das miedo y cierro los ojos. No sé qué otra cosa hacer, no sé hacia dónde más dirigirme, la oscuridad de mis párpados es mi única respuesta, mi aislado reflejo. Me das mucho miedo, nada, te murmuro con insistencia mientras permanezco estático, sencillamente descolorido, inválido. Qué fea palabra -pienso-. Soy no-válido, me corrijo.

Estoy estancado en tu oscuridad, nada (te lloro). Estoy atrapado en tu todo negativo, un todo cancelado. La nada, la muerte, la vida estéril, la nostalgia, no las quiero. Un poco más allá de tus bordes hay algo, con seguridad hay algo, pero no me dejás descubrirlo. Sos engañosa, sigilosa, con marañas me atrapaste y hoy ya no tengo camino, aquí no hay cerrojo, ni ventanas ni puertas. No hay rendijas de luz, ni cúmulos de vida.


Sos una paz simulada, quietud maquillada.

Sos una burbuja, una burbuja de muerte.




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Si tan sólo aprendiéramos a abrir los ojos

2 comentarios:

  1. cierto. tants veces nos quedamos estancados n la nada sin saber q' lo único q' debemos hacer para salir de ella es abrir los ojos.
    j.c.

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  2. Anónimo/j.c., gracias por comentar... pienso igual que vos. :)

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