mayo 11, 2011

mal estar


En días como hoy no tengo consuelo. No existe nada más que aburrimiento y un malestar general que no me deja articular ni mis propias expresiones faciales.


En días como hoy quisiera poder darme el lujo de quedarme aislado en mi casa, en mi cuarto, con las ventanas cerradas y las cortinas rígidas clausurando cualquier intento de penetración solar a mi espacio.


En días como hoy soy insoportable -lo peor que podés imaginar, lo que nunca quisieras conocer-, seguramente te haría la cara y probablemente ignoraría tus intentos de plática.


En días como hoy amanezco con los párpados tostados y ácido sobre los labios; con los brazos bien pesados, más pesados de lo que el resto de mi cuerpo puede soportar. Amanezco al filo del grito; sumergido en una corriente ingrata que me arrastra fuera de mis casillas. En días como hoy ya no puedo más, ya no quiero más. No más lidiar con la misma gente, sus molestos ruidos y sus rutinarias sonrisas impostadas.


En días como hoy todo es falso. Mi hambre, mi sed, tu deseo por ayudar(me). Nada existe, hoy.


Hoy mandame a una esquina. A un rincón oscuro donde no pueda verte, donde no pueda verlos a todos intentar arreglar un mundo con falacias. Quitame dos comandos de la mente, hoy: Copy + Paste; porque días como este no los quisiera repetir jamás.


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