agosto 10, 2010

Del todo y de la nada



Un cuarto, dos lámparas y un televisor. Un todo y una nada. Mi cabeza dando vueltas sin asimilar muy bien tu ausencia, sin darse cuenta que no estás...

Y luego, al hacerlo: el miedo, la incomodidad.

Y me miento, me cuento cuentos sin final, me hilvano un tren de ideas sin sentido, con rutas sin retorno y pensamientos sin tierra firme para embarcar.

Es tu embarcadero.

Tu ansiedad y mis nervios fríos.

Es tu ciudad, vos y yo.

Somos nosotros: los nadie, los nada, los sin tiempo. Aquí no hay suelo, ni espacio; no hay mañanas agridulces, caricias adormitadas, ni te amos con mal aliento.


Te voy a extrañar una vez más.

Ya se me va haciendo costumbre.

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