agosto 21, 2010

Personita

Hace un par de horas supe que existís y ya te quiero.

Aun sin forma, aun sin cuerpo, ya te quiero; sin saber como sos, sin conocer tu risa, ni tu llanto, ni tus ojos o tu pelo, ya te quiero, ya te espero.
Aun sin un carácter definido, sos amor, sos cariño, sos esperanza. Aun sin personalidad propia, sos un motivo más para sonreír, para saber que no todo es perdición, para entender que hay otros más que vienen y que de algo sirve aguantar, de algo sirve la rutina, el tedio, el trabajo.
Aun sin conocer tus gustos, ya quiero que juguemos. Y quiero enseñarte a decir palabras complicadas, a conjugar verbos extraños y descifrar conceptos indeterminados. Quiero contestar todas tus preguntas, resolverte el mundo con un sorbete de chocolate –bajo en calorías–, levantarte de tus caídas con un besito en la frente y enseñarte a pelear contra esta puta vida que a todos nos quiere comer.
Aun sin voz, ya tenés una defensa lista. El mundo es duro, el mundo es cruel, pero no vas a pelear en soledad. Ni las palabras ni los gestos batirán tu coraza de amor. Sos producto de la fuerza, pero sobre todo, sos expresión de un amor que sobrevivió batallas, que superó prejuicios y batió a muerte palabras afiladas y ponzoñosas, de esas que duelen, de esas que matan al corazón.
Y a pesar de todo, aquí estás.
Y a pesar de aun no conocerte, ya te quiero como se quiere a los propios. Ya me ganaste con una mueca imaginada, con la idea de tus manos diminutas y con la anticipación de una mirada de inocencia que nada sabe de odios y recelos.
Ayer supe que existís y ya te espero.
Apurate.

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