marzo 15, 2011

Escapada


Venite conmigo y caminemos juntos sobre pasarelas libertinas,
venite conmigo y tengamos un desliz sin apremio,
con las miradas simples de transeúntes curiosos,
con los prejuiciosos huéspedes incrustados en tu paladar:
masticalos todos, escupilos todos,
que no te quede ninguno en los dientes,
lavatelos bien y luego besame otra vez.
Vámonos de aquí, lejos donde ya no se nos vea.
Venite conmigo y golpeame las piernas,
pellizcame los labios con tus pezones,
haceme vibrar donde nunca he podido,
pero venite ya conmigo, tous les deux.
No me dejés atrás, ni te quedés vos tampoco,
porque aquí hace miedo,
porque aquí hace soledad.
Venite y seguime el ritmo,
saltá tan alto como yo,
penetrá profundo como yo,
suspirá hasta el fondo como yo,
pero no lo hagás con los ojos cerrados,
no lo hagás con el cinto de casta deidad.
Despojate de las cadenas y dientes de cobre,
desprendete del espinazo-prejuicio,
liberate de la tortura sin placer.
Fijá tus colmillos en mi mentón,
no los separés jamás.
Mirá fijamente mis poros,
saboreá el sudor nuevo,
colectalo, reciclalo junto al tuyo.
Venite conmigo y corré sin freno,
corré más fuerte,
porque si no lo hacés te quedaste para siempre,
aquí donde hace miedo,
aquí donde todo es tan real.

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