marzo 12, 2011

vidrio


La verdadera tristeza es la que advierto en la comisura de tus labios cuando fingís una sonrisa, es la que eriza mi piel cuando te siento emitir el último suspiro al filo de la tarde, el último que se da con luz y el primero antes de la taciturna noche que te espera en soledad.

La verdadera tristeza es la victoria que se encierra en tu sentimiento de derrota permanente; es tu celebración sin invitados, es tu juventud apagada como el brillo de las estrellas en una noche de invierno.

La verdadera tristeza se infiere de tus ojos abiertos al dormir, de tu respiración perezosa y de tus monosílabos inicuos. De tu respirar por obligación, tu existir por costumbre y no por genuina voluntad.

La verdadera tristeza es tu cena sin sabor, olor y mucho menos color. Es tu rostro sin ojos, es el espejo que miente, es tu infierno en la tierra. Tu sol sin su luna. Tu yin sin su yan.

La verdadera tristeza es la que ves entrar, pero nunca salir.

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