enero 21, 2010

Lo que quiero y no puedo decirte

A ver, ¿cómo empiezo?...
Ah, ajá, así:
Me estás empezando a caer mal.
No lográs entender mi sentido del humor, mis gustos musicales, mis gustos en ropa, mis gustos en general.
Somos diferentes. Yo lo sabía desde el principio, siempre hemos sido diferentes. Nos separan tantas cosas, que un mundo y dos décadas es decir poco.
Pensé que lo podía tolerar, pensé que podría llegar a entenderte y a quererte tal cual sos, con tus manías -absurdas, amaneradas, anticuadas y aburridas-, con tus costumbres, con tus dichos, con tus bromas sin gracia, tus clichés... pensé que podría llegar a dejar de lado lo soso que me parecés, lo aseñorado, lo somnífero de tus cuentos que se repiten una y otra y otra vez... Pensé poder centrarme en lo bueno, en el sexo, en las atenciones, en lo lindo que sos a veces, lo estable, lo cariñoso e infalible.
Pero no.
Creo que no.
Hoy empiezo a darme cuenta que no.
Hoy empiezo a darme cuenta de lo que tengo que hacer.
El problema es que no quiero hacerte daño.

Genuina y honestamente, la idea de lastimarte me duele demasiado.
En el corazón.

2 comentarios:

  1. Hola,
    ke feo tu caso, ya dile, no?

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  2. Suponiendo que esto es un reflejo biográfico, anónimo, no sería tan fácil decirle... ¡gracias por comentar! :)

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