julio 13, 2010

El proyecto lujurioso

Tenés las nalgas redondas y las piernas gruesas, bien gruesas. Te vas moviendo con ellas y yo te sigo, incitado a tocarlas y a comérmelas enteras. Las quiero besar, apretar y mordisquear; pasarles suavecito la lengua, erizarte y, eventualmente, más arriba, trabajar hasta ponerte los ojos en blanco. Lo siento, no puedo contenerme, es que son tus piernas, es que son tus nalgas. No me queda más que imaginármelas debajo de tu ropa. Fue hace un año exactamente que las ví desnudas: canela, chocolate claro, caramelo brillante bajo el sol tropical. Los días que siguieron soñé -húmedo- con ellas y con vos también. Me las repasaba de memoria, con los ojos cerrados, como un adolescente naciendo en sexualidad. Me pusiste mal y, en cierta medida, todavía lo hacés.
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Cualquier parecido con la realidad es pura fantasía.

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