julio 04, 2010

Espejo

Ni la comida, ni la ropa, ni toda la estupidez que te compraste podrá llenar el hueco enorme que llevás en el corazón, ese agujero inmenso por el cual se te va saliendo poquito a poco la vida. Sin reparación, sin forma de mantenimiento alguna, te vas desvaneciendo en medio de ilusiones muertas, decadentes, inodoras y amorfas. Has perdido tu norte y estás por perder tu sur, tu este y oeste. Muy pronto tus puntos cardinales van a dejar de tener sentido y parecería no importarte; vas en espiral, vas en decadencia, vas cayendo en picada y no hacés nada: sos detrimento. Puedo decirlo en cuanta forma gramatical me sea posible estructurar; se me acabaran los adjetivos y seguirás cayendo; aprenderé a decirlo en cuanta lengua pueda ocurrírseme y seguirás estando mal. Vos lo sabes.
Pero tonto, no sos. Tus bromas y tu sentido del humor han podido formarte una cortinita de humo, una medida precautoria, un retenedor emocional que pronto colapsará y dejará al descubierto tus más grandes temores, tus inseguridades y tu terrible ignorancia. Lo he dicho, te lo he dicho, caés y no te esforzás por impedirlo. Llorás y no tratas de parar el torrente. Te autodestruís con tu actitud pasiva. Emocionalmente afectado -decís- pero sin saber por qué. Cansás a la gente que te quiere con tus dilemas absurdos, con tus preocupaciones mundanas y estúpidas manías. Sos fijación. Sos obsesión compulsiva. Sos un llamado de atención que se distrae entre tanto drama. Un escándalo venido a menos, una queja no atendida y una incomodidad pasajera. Andá dormí ya, hacete ese favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario